Por: Cyndi Balderas, Arteterapeuta
Ciudad de México
El arte es un proceso de transformación y cambio, una actividad propia e intrínseca del Ser Humano, independientemente del estado psíquico de la persona. Responde a la necesidad de comunicación y adaptación, para manifestar simbolización y vínculo.
Desde las primeras pinturas en las cavernas, se observa la necesidad de revelar además de las facultades artísticas, las ideas y creencias de las personas, de los pueblos, de la cultura; lo que nos confirma que no podemos establecernos bajo un criterio simbólico global que sea determinado.
El uso del arte como un recurso terapéutico complejo, se traduce en generar interpretaciones libres que favorezcan una implicación mayor con el cliente de su desarrollo simbólico y discurso propio, lo que vuelve al arte como un espacio que contiene la creación sin límites.
El Ser Humano tiene una necesidad de crear y generar espacios simbólicos que movilizan las capacidades, la comunicación y sus ajustes.
La acción de crear como una herramienta activa para el propio desarrollo intelectual y emocional, favorece la construcción de nuevos significados que descargan y convierten el síntoma en forma de expresión.
Se elaboran nuevos significados que se internalizan y conducen a la persona hacia un lenguaje propio cuyo carácter discursivo se considera un acto de libertad que le permite visualizarse y comprenderse como un sujeto sensible que trae una experiencia importante.

Acuarela y acrilico sobre tela de algodón y fieltro.
Cyndi Balderas, 2021
Representación de la vida interna y externa
Así, recordemos que la comunicación de ideas a través de las imágenes conduce a la revelación de pensamientos reprimidos y personales que deben ser comprendidos y exteriorizados como fenómenos, tanto del mundo interno, como el externo.
La expresión artística como acción que brinda bienestar, organización y representación de la vida interna y externa, se comprende de forma única para cada persona, según sus intereses y necesidades particulares. La formación de una imagen artística es el resultado del sujeto y su contextualización, consecuencia de la actividad visual, motora, cognitiva, afectiva, y del momento en que aparece.
Toda creación artística supone un ejercicio intelectual complejo, proveedor de experiencias y descriptor de conocimiento. Todo objeto artístico es por esencia la realización de un proceso de pensamiento que involucra las siguientes funciones: Percepción, abstracción y estructuración de una intención concreta que comunica en una expresión sensible portadora de contenidos vitales y significativos para la persona.
La creatividad implica en el crecimiento personal, la renovación, actualización y autorrealización del ser humano. Así mismo, el proceso creativo favorece el autoconocimiento y la apreciación subjetiva de la persona a través de revelaciones visuales que le permitan comprender sus estados de ánimo y vivencias personales.
Entre otras ventajas, el asomarse a la ventana de la libertad por medio del arte, genera vínculo y confianza en el entorno y seguridad. Contribuye a la noción y autocontrol persona, restaura la autoestima a través del reconocimiento de las capacidades creativas¨
La Terapia de Arte, en este contexto surge como un grito desesperado para volver a los orígenes de la humanidad, donde nada es nuevo, tener la capacidad de autoconstruirse, autocurarse, decir al mundo entero quienes somos a través del mismo arte; la única diferencia es el acompañante, el arteterapeuta que funge como una llave al más allá de la conciencia, acompaña sin juzgar, reflejándose en ese acto de amor donde hay quien habla y quien escucha, ayudando a la persona para que vea lo que tendría que ver, la percepción va tomando claridad en su consciencia.

Acuarela sobre papel de algodón
Cyndi Balderas, 2021